EL VENEZOLANO COLOMBIA
Desde diciembre de 2021, Rigoberto Lobo Puentes, activista de derechos humanos venezolano, y su familia, esperan la resolución de su solicitud de refugio en Buenos Aires, Argentina. Aunque han sido recibidos cálidamente y poseen residencia permanente, la incertidumbre y el prolongado proceso burocrático mantienen a la familia en un estado de ansiedad y desasosiego.
El proceso de solicitud de refugio
Rigoberto Lobo y su familia llegaron a Buenos Aires el 12 de diciembre de 2021, buscando seguridad y estabilidad. Sin embargo, su solicitud de refugio ha estado en un limbo durante más de dos años. Cada 90 días, Lobo debe presentarse ante la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) para mantener actualizados sus documentos y solicitar permisos de viaje si necesita salir del país.
Esta situación afecta a aproximadamente 4.000 venezolanos en Argentina, quienes viven con la incertidumbre constante de no saber cuándo recibirán una respuesta definitiva.
Desafíos burocráticos
El proceso de solicitud de refugio en Argentina es complejo y, durante el gobierno de Alberto Fernández, muchos trámites quedaron «congelados». Con la llegada de Javier Milei al poder, Lobo teme que la situación de los refugiados no sea una prioridad en medio de la conflictividad interna del país.
La falta de avances en las entrevistas y procedimientos ha dejado a muchos solicitantes en una situación de indefinición, contribuyendo a su revictimización y estrés emocional.
Carga emocional
Lobo admite que el peso emocional es uno de los aspectos más difíciles de sobrellevar. La sensación de seguridad que brinda estar en un nuevo país no elimina por completo el miedo y la ansiedad. Casos como el del exmilitar venezolano secuestrado y asesinado en Chile aumentan la paranoia y el estrés entre los refugiados.
A pesar de estar en un entorno relativamente seguro, el miedo persiste y afecta la salud mental de quienes están en espera de una resolución.
Revictimización y desgaste
La falta de respuestas y plazos definidos en el proceso de solicitud de refugio contribuye a la revictimización de los solicitantes. Según cifras de Conare, entre 2018 y 2022 se recibieron 6.272 solicitudes de refugio de venezolanos, de las cuales solo 314 fueron reconocidas. Muchos solicitantes desisten debido al desgaste emocional y la necesidad de sobrevivir en el día a día.
Lobo destaca la importancia de que los gobiernos sean más sensibles y reconozcan las contribuciones de los refugiados, en lugar de verlos como una carga.
La historia de Lobo y Promedehum
Rigoberto Lobo es fundador de Promedehum, una organización dedicada a la defensa de los derechos humanos en Venezuela. En 2017, durante las masivas manifestaciones antigubernamentales, Promedehum trabajó en casos de desapariciones forzadas, asesinatos y detenciones arbitrarias, que son investigados por la Corte Penal Internacional (CPI).
Ahora, en Argentina, Lobo y su organización continúan su labor, enfocándose en programas de formación, capacitación y asesoría en derechos humanos.
Protección internacional
Lobo explica que, según los estándares internacionales, los solicitantes de refugio tienen protección hasta que se decida lo contrario. Sin embargo, la situación sigue siendo una «zona gris». A la hora de un pedido de extradición, la decisión del gobierno del país receptor es crucial. Hasta junio del año pasado, 300.759 venezolanos fueron reconocidos como refugiados, mientras que 1.184.889 solicitudes están pendientes en todo el mundo.
La situación de los refugiados venezolanos en Argentina refleja un proceso burocrático prolongado y una carga emocional significativa. Rigoberto Lobo y otros refugiados continúan esperando respuestas mientras enfrentan desafíos diarios. Es crucial que los gobiernos y las organizaciones sean más sensibles y reconozcan la contribución y las historias traumáticas de los refugiados, para brindarles el apoyo y la protección que necesitan.