Violaciones, robos y muerte: venezolanos advierten a sus compatriotas no traer niños al peligroso viaje hacia EEUU

◉ Con frecuencia, cuando tienen la oportunidad, los venezolanos se sitúan frente a las cámaras de los medios de comunicación para advertir a sus compatriotas de los peligros de la selva, rogándoles que no cometan sus mismos errores

EL VENEZOLANO COLOMBIA | LA PATILLA

La frontera entre Panamá y Costa Rica es porosa, casi inexistente, un alivio para los migrantes en su camino hacia Estados Unidos que, sin embargo, ya cargan a sus espaldas el peso del trauma por el reciente viaje por la selva del Darién, con violaciones, robos y muerte.

En algunas zonas de la localidad internacional de Paso Canoas es difícil distinguir si uno se encuentra en Panamá o en Costa Rica. Sin control de pasaportes o barreras, los migrantes llegan en autobuses al lado panameño y tras caminar unos metros ya pueden subir a otro vehículo que les llevará al norte, hasta Nicaragua.

Pero la facilidad del paso no parece relajar a nadie, que tras unas pocas semanas de viaje en su trayecto hacia Estados Unidos ya han sido maltratados una y otra vez, víctimas de mafias, restrictivas políticas gubernamentales o maleantes.

En ese intento de obstaculizar el avance de los migrantes, ninguna barrera como la selva del Darién, esa frontera natural entre Colombia y Panamá.

“Esa experiencia por el Darién es horrible. Allá roban, matan, secuestran, violan. Yo soy una víctima de violación. Eso no se lo deseo a nadie”, explica emocionada una mujer colombiana de 50 años, sentada en la estación de autobús del lado costarricense.

“En el grupo de 50 personas que iba conmigo, violaron a cuatro: violaron a una niña de 14 años, una como de 22, la otra como de 38 y a mí. (Los atacantes) nos dijeron que en cinco minutos había que subir una loma, allá en la loma pedían la plata, celulares (…) Entonces después de haber robado la plata y todo, nos separaron a nosotras cuatro del grupo”, haciendo descender al resto, detalla.

Su hijo que la acompañaba les rogó que dejaran a su madre. “No, mi mamá por qué me la dejan acá arriba. Bájenmela, bájenmela, dejen que ella baje conmigo”, les decía entre lágrimas. Le golpearon con un rifle para que callara, obligándole a marchar si no quería morir.

“A mí y a las tres muchachas nos dejaron ahí arriba en la loma, y como a la hora y media nos hicieron bajar, y nos dijeron ‘así como subieron en 5 minutos, en tres minutos tienen que bajar’ (…) Ya violadas, golpeadas. La niña de 14 años lloraba, gritaba, que no la violaran, que no la violaran, la niña era virgen. La peladita bajó toda ensangrentada y nosotros la ayudamos, la lavamos, la bañamos. Esa niñita… no sé si estará por acá”.

Dos de las víctimas de la violación era venezolanas y una tercera haitiana. La colombiana, desplazada interna en su país después de que las guerrillas la despojaran de sus tierras, aseguró que tras llegar a Bajo Chiquito, la primera población tras abandonar la selva, distinguió allí a tres de los atacantes. No se atrevió a denunciarlos, temerosa de que hubiera más colaboradores entre ellos.

“No sé si ellas fueron al médico (en el poblado), yo sí fui porque estaba muy dolorida, me golpearon las piernas y todo. Yo aquí donde estoy, estoy enferma”. Ahora espera obtener asilo político en Panamá o Costa Rica, incapaz de seguir hacia Estados Unidos.

“NO SE TRAIGAN A SUS HIJOS”

Con frecuencia, cuando tienen la oportunidad, los venezolanos se sitúan frente a las cámaras de los medios de comunicación para advertir a sus compatriotas de los peligros de la selva, rogándoles que no cometan sus mismos errores.

El joven Carlos Alberto Sánchez, de 23 años, mira directamente a la cámara, dirigiéndose a los suyos a miles de kilómetros de distancia: “Mi hermano venezolano, lo que le puedo decir de corazón es que no se traigan a sus hijos, si van a venir, vengan solos”.

“Vi con mis propios ojos cuando una niñita se le soltó a su madre (…) se le soltó el canguro y se golpeó con una piedra en la cabecita y se mató. (También) íbamos caminando río abajo, y una haitiana, de unos 36-40 años se ahogó, y el marido más adelante se ahorcó y mató a la niña”, detalla.

Además les robaron, les “secuestraron”. También “a una chama la violaron, llegó al refugio de los indios llorando, que la habían violado”.

A su lado, el panadero Carlos Alberto Suárez, de 35 años, insiste. “La verdad, le digo a todos nuestros hermanos venezolanos que no vale la pena traerse a su familia por ese riesgo”.

Suárez relata el caso de una madre que encontró una tienda de campaña abandonada y la utilizó para guarecer a sus hijas. Las metió dentro, mientras iba al río a por agua. Al regresar, estaban muertas.

“En la carpa había una culebra enrollada y (la madre) no se dio cuenta”, explica el venezolano, que asegura que fue testigo de lo ocurrido, al igual que vio “muchos muertos” por la selva.

Con los pies “reventados” por la caminata, ahora solo desea proseguir el viaje hacia Estados Unidos, haciendo “lo que sea factible para poder ingresar”, desde la opción “legal” solicitando el permiso por adelantado desde México, hasta intentar entregarse a migración para “ver si pasa o lo deportan a uno”.

TÍTULO 42

Solo en los primeros cuatro meses de este año más de 127.000 migrantes que se dirigen a EE.UU. llegaron a Panamá tras cruzar la jungla, un número seis veces superior al mismo periodo de 2022, que cerró con la cifra récord de más de 248.000 personas en tránsito.

Se espera además que el intento de alcanzar suelo estadounidense aumente a partir de este jueves, al dejar de estar en vigor el Título 42, una normativa implantada bajo el mandato de Donald Trump (2017-2021) y que permitía deportaciones en caliente con el pretexto de la pandemia.

Roberth Barquero, gestor de movimiento humano de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el lado costarricense de Paso Canoas, explicó que están cruzando a diario desde Panamá entre mil y 1.500 migrantes, lo que supone “un incremento sumamente mayor al del año pasado”.

AVANZAR, SI PUEDEN

La joven madre venezolana Luissiannys Nuñez, de 18 años, da el pecho a su bebé apoyada en una barrera de la policía fronteriza. Está tratando de reunir “la plata” para seguir el camino con su familia.

La también venezolana Yelitza La Rosa lloraba porque no tenía dinero para continuar, incapaz de pagar los 32 dólares del billete de autobús para ella y su hija enferma de 15 años, a la que acompañaba una perrita blanca.

“A mucha gente como nosotros nos robaron en la selva, nos quitaron el dinero, no tenemos, no sé cómo haremos para salir”, explicaba a esta maestra, que revende refrescos.

Horas después, la madre lloraba de nuevo, pero de alegría. Alguien le había dado el dinero suficiente para comprar los billetes de autobús. Mientras hacían fila para subir al vehículo, otros migrantes las despedían entre abrazos.

Ya en sus asientos, desde lo alto del autobús, se asomaron a la ventanilla. Lloraban de nuevo. No les permitían llevar a su perrita si no pagaban 30 dólares extra. Se bajaron.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad
wallet on chain margo in shiny calfskin light yellow7995 zippy coin purse m81185 mini besace in triomphe canvas and calfskin tan1591 small padded re nylon shoulder bag 59817 hermes birkin sellier 20 gold matte alligator mississippiensis gold hardware b zero1 series earrings 59505 dior medium dior toujours bag handbags 65734 mini pop h necklace 152139 frivole pendant small model9002 gucci horsebit 1955 soft small top handle bag hermes kelly sellier 25 rose extreme shiny alligator mississippiensis palladium hardware hermes special order hss kelly sellier 20 craie and black epsom palladium hardware 07ed41e3 kelly cadenas pendant2212 louis vuitton pochette coussin m113312510 flot belt buckle reversible leather strap 24 mm 85751 hermes kelly retourne 25 framboise matte alligator palladium hardware olympe ear clip small model 278011 triomphe compact wallet in shiny calfskin black 28789 wallet on chain low key1573 serpenti seduttori gilded snake earrings 29405 perlee pearls of gold hoop earrings small model4010 dior icon belt5418 gg emblem medium tote bag 26a633de chanel 22 mini handbag 107653 lv initiales 30mm reversible belt 62402 30 montaigne belt 53018 lv x tm nano speedy6062 ruban earrings 27477 panthere de cartier bracelet 96257 louis vuitton zippy wallet m114559776 frivole earrings mini model 49023 chanel classic 11 12 handbag caviar silver hardware 48610 arcadie matelasse nappa leather micro bag 44993 serpenti collection necklace 28222 prada arque small leather shoulder bag 46916 victorine n41659 brazza m66540 fcb519c2 louis vuitton tm boulogne m132656358 mini constance touareg belt buckle reversible leather strap 24 mm 122609 gucci diana small shoulder bag leather belt 73703 coco crush single earring 33572 olympe earrings 146261 mini clic kelly bracelet 131601 panthere de cartier necklace2042 extrait de n5 bracelet 29449 mini maillon earrings 147515 medaille quadrige necklace small model 46178 ff belt6094 hermes kelly pochette vert emeraude shiny porosus crocodile gold hardware 8246d45e