Regresa el Festival de Música de Cartagena: un canto a la Tierra y al nacionalismo

◉ Infobae conversó con Antonio Miscena, director del festival, que tiene por lema ‘El Canto de la Tierra’, sobre la música culta de Europa del Este decimonónica, su exaltación nacionalista y el ‘redescubrimiento’, para el gran público, de figuras fundamentales de la música culta colombiana

EL VENEZOLANO COLOMBIA | INFOBAE

Con la caída del Antiguo Régimen en Europa, las repúblicas y naciones modernas, sobre la cenizas de algunas monarquías y del imperio napoleónico, comenzaron a construir sus proyectos de identidad nacional. Las artes fueron una herramienta —como lo han sido siempre— para forjar esas identidades nacionales, sin decir, con esto, que sea su única función.

El siglo XIX fue convulso. Europa comenzaba a ver los efectos de la Revolución Francesa y del ascenso y caída del imperio de Napoleón; en América, nuevas naciones surgían y se consolidaban. Aparecieron las ideologías socialistas y el germen del movimiento obrero. Se unificaron Italia y Alemania. También, según cuentan los que saben de estos asuntos, el Imperio austro-húngaro sería la principal piedra en el zapato para que las ideas nacionalistas en los Balcanes se “desarrollaran con libertad”; mientras que Polonia tendría una tensa relación con la Rusia zarista —de la que la actual no parece tan distante— y con Prusia.

Para no alargar más el asunto y enumerar más datos innecesarios, sería en este siglo en el que la música culta, bajo las banderas, en muchos casos, del Romanticismo, ayudó a construir esos relatos de nación, al adoptar y dignificar sus elementos folclóricos. Así lo haría Chopin en Polonia, por ejemplo. Y es que la historia no solo se cuela entre páginas y documentos amarillados por el tiempo, también se deja oír en melodías y se deja ver en la pintura, en la gran pintura.

Con esto en mente regresa, del 5 al 13 de enero, el Cartagena Festival de Música, en su decimoséptima edición con El Canto de la Tierrauna serie de conciertos dedicados a explorar un repertorio muy singular que surgió durante el siglo XIX en Europa del este.

La manera como están distribuidos los conciertos permitirá escuchar jornadas dedicadas principalmente a un determinado compositor: Piotr Ilich Tchaikovsky (viernes 6), Modest Mussorgsky (sábado 7), Antonín Dvorak, Bedřich Smetana y Leoš Janáček (domingo 8), George Enescu (lunes 9), Franz Liszt y Béla Bartok (martes 10) y Frédéric Chopin (miércoles 11).

A lo largo del festival, también se escucharán obras de compositores menos conocidos, que son verdaderas curiosidades para los amantes de la música.

Serán en total 26 conciertos y este año habrá de nuevo una orquesta residente: la Orquesta de Cámara de Praga, que protagonizará siete conciertos incluido el inaugural del jueves 5 de enero.

Entre los invitados internacionales también se destacan los cuartetos Pražák Meccore, el violinista Giuseppe Gibboni, que en 2021 ganó el prestigioso Concurso Paganini; Marie-Ange Nguci, una destacadísima pianista de 24 años, y el grupo vocal tradicional Eva Quartet, conformado por cuatro solistas del popular grupo de música folclórica El Misterio de las Voces Búlgaras. También participará el violonchelista bogotano Santiago Cañón Valencia.

Infobae conversó con Antonio Miscena, director del festival, que tiene por lema El Canto de la Tierra, sobre la música culta de Europa del Este decimonónica, su exaltación nacionalista y el ‘redescubrimiento’, para el gran público, de figuras fundamentales de la música culta colombiana.

Antonio Miscena, director del festival durante los últimos 10 años

El lema del festival, para esta decimoséptima edición es: El canto de la Tierra, en la que obras de compositores de Europa del Este serán las protagonistas, ¿por qué ahondar en ellos?

Mira, surgió todo después del festival del 2022, porque hemos hecho la música de cámara del Centro Europa, entonces cómo complementar este período de este tipo de música, y pensé en extendernos a otra área de Europa, esto nos llevó al Este de Europa, porque me parece que en este periodo, en el siglo XIX, la música es realmente interesante: porque es la música dice Tchaikovsky, Mussorgsky, Chopin, Liszt, que es la música que es un buen porcentaje de la música que se escuchan en los conciertos, si uno va a mirar bien.

Esa fue una idea principal, después está una idea, hecha de necesidad, porque este es el tercer año de la pandemia, entonces hemos buscado traer orquesta no demasiado grande, una orquesta de cámara. La orquesta de cámara de Praga.

Usted ha hablado de que esta música tiene un gran componente nacionalista que sirve para aglutinar un ideal de nación en estos países, sucede con Chopin que, por ejemplo, adopta elementos del folclor polaco, para exaltar un sentimiento patriótico. ¿Por qué ahondar en esto en el festival?

El fenómeno es así, en el siglo XIX, aquí en Europa pasó que cada nación tenía la necesidad de definir una propia identidad nacional, una propia orquesta, una identidad política, económica y además cultural. Entonces decimos, cada cada nación buscó utilizar todo: la cultura, la ciencia, el arte… todo para construir esta identidad. En la música, cómo lo hicieron: recuperando la tradición popular, la relación que los pueblos tenían con la tierra… todo este estupendo material, gran material, se convirtió en elementos de inspiración para la música y para todos los músicos cultos. Eso pasó también después en Suramérica, en Norteamérica, aquí ocurrió en el siglo XIX. En Latinoamérica, por ejemplo, ocurrió un poco después en el siglo XX. Eso me pareció interesante en este momento. Muy interesante. Muy actual también.

En este sentido, en el festival habrá una suerte de redescubrimiento de la obra de unos músicos colombianos como Adolfo Mejía, Pedro Morales Pino, el maestro Antonio María Valencia, ¿por qué escoger estos compositores precisamente?

Eso es interesante. Porque, para mí, que soy europeo, siempre me llama la atención que no son bien conocidos los que son autores fundamentales de la música colombiana culta. Entonces, nosotros como festival, estamos haciendo un esfuerzo para, en un recorrido por un grupo de músicos que puede ser considerado clásico, que son fundamentales de toda la tradición de la música culta colombiana, cada año buscamos poner un pedacito más en este trabajo.

Este año tenemos dos días dedicados a los músicos colombianos, a los que en teoría se consideran los principales: Adolfo Mejía, Holguín, Antonio María Valencia, Morales Pino… pero buscamos siempre hacer un trabajo de profundización en la música, qué importancia tiene, cómo son los elementos nacionales, los elementos populares… eso me parece un trabajo muy interesante.

En el componente académico del Cartagena XVII Festival de Música habrá un espacio para la luthería.

La agenda académica del festival incluye, entre otras actividades, talleres de luthería, hábleme de los convenios que han logrado para formar a jóvenes en la construcción y reparación de instrumentos.

Está el componente académico con dos relaciones institucionales, una es con la Escuela de Luthería Cremona, que tú sabes que Cremona es la patria del violín, donde nació Stradivari, y que tiene la escuela más importante del mundo para la construcción y la fabricación de violines. En Colombia después de diez años de trabajo con la Fundación Salvi y junto al Conservatorio del Tolima hemos construido un tecnólogo en construcción y reparación de instrumentos de cuerda frontal.

Este programa está relacionado de manera institucional con Cremona, de manera que los tecnólogos del Conservatorio del Tolima se pueden inscribir en la escuela de Cremona, y allá le reconocerán todos los créditos para completar, en dos años más, la formación que han tenido en Ibagué, en el Tolima.

Este año el primer grupo, los primeros cinco se trasladarán de Ibagué a Cremona. También nos pareció importante traer al director de la escuela de Cremona, a los profesores para que informen a los estudiantes del Conservatorio del Tolima cómo va a ser el examen de admisión, cómo es la didáctica en Cremona, cómo es la formación, cómo es la profesión… eso me parece una cosa importante, porque al final es la primera escuela académica en Colombia, creo que la segunda, o la tercera, en todo el Suramérica y seguramente la primera que tiene una relación convencional con Cremona.

Lo otro es que hemos hecho, con el Conservatorio de Bolonia, un acuerdo entre el festival, el Conservatorio Bellas Artes de Cartagena: un diplomado en música de cámara y cuerdas. El diplomado se hace en Bolonia diplomático y la titulación la entrega el Conservatorio de Bellas Artes.

Para finalizar, usted ha estado 10 años en la cabeza del festival, en los que han afrontado distintos retos, pero, ¿cuál ha sido el mayor reto, ahora, al regresar con todo después de la pandemia?

¡Oh, Dios! Estos tres años de pandemia fueron bastante difíciles. Nosotros hemos hecho siempre el festival, también en 2021, lo hemos movido pero hemos buscado hacerlo para no interrumpir un recorrido. Fue durísimo para todo el sector. Entonces fue una edición en parte presencial, en parte siempre virtual.

Esta es la edición hacia la normalidad. Cuáles fueron las dificultades: uno, mover la gente, que parece normal moverla pero no es normal todavía; después, claramente todo el problema de recursos, el problema de… todos los problemas que tienen todos… pero esta es una edición que va hacia la normalidad.

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