EL VENEZOLANO COLOMBIA
No es la primera vez que hablamos de los síntomas que puede padecer el emigrante cuando decide abandonar su país en busca de nuevas oportunidades y de una vida mejor.
Esta decisión conlleva una serie de cambios psicológicos en la persona y en su entorno cercano que en algunos casos pueden llegar a ser de tal intensidad que terminen por acarrear trastornos psicológicos como el Síndrome de Ulises. Este síndrome se refiere a un cuadro psicológico que describe una serie de estresores que sufren las personas que migran a otros países. Normalmente, pasando por situaciones extremas.
El miedo ante peligros físicos, la desorientación, los abusos, la ausencia de apoyo, el sentimiento de fracaso que se produce cuando se siente que el futuro proyecto migratorio no tiene demasiadas oportunidades como parta que salga adelante o los sentimientos de impaciencia por la fecha de retorno al país de origen y de tristeza en fechas conmemorativas, son algunas de las dimensiones estresoras más comunes a las que tiene que hacer frente el expatriado.
Pero sin duda el sentimiento de soledad es uno de los más duros y que más ansiedad y angustia produce.
En la mayoría de las ocasiones, el migrante emprende su camino solo, dejando atrás a su pareja, familia y amigos. Enfrentar la soledad puede ser uno de los desafíos más grandes de vivir fuera de su país.
¿Qué supone estar solo? ¿Qué procesos psicológicos se ponen en marcha que pueden afectar negativamente? ¿Cuál sería la forma mejor de afrontar esta nueva situación?
A qué se debe y cómo superar el sentimiento de soledad
El hombre es un ser social por naturaleza. Para su plena realización necesita de la relación con los otros, de tal forma que difícilmente podrá sobrevivir sin la ayuda de los demás. Se trata de una necesidad psicológica denominada “objetualidad”, según la cual todas las personas necesitamos ser objeto de atención con el fin de ser consciente de nuestra propia existencia.
Es por esta vertiente de la naturaleza del ser humano por la que una vez el emigrante ha llegado a su nuevo lugar de residencia necesita comenzar a establecer relaciones sociales, a crear nuevas amistades e incluso a buscar una pareja con quien crear una familia. La falta inicial de estos vínculos con el entorno social que le rodea puede producir ansiedad y angustia, y en último término, si el sentimiento se alarga en el tiempo, podría desembocar en problemas de aislamiento y encierro en uno mismo.
QUÉ HACER
Existen distintos métodos para ayudar a superar en un menor tiempo posible el sentimiento de soledad tan generalizado en las personas que comienzan una nueva vida lejos de los suyos.
- Unirse a un club/ equipo. Ser miembro activo de un grupo no sólo es una excelente manera de conocer gente, sino también de mantenerse ocupado y distraído mientras se practica una actividad afín a los gustos de uno.
- Hablar con personas en la misma situación. Ayuda a ver distintos puntos de vista y a afrontar la experiencia con una actitud más positiva.
- Tomar la iniciativa. Es importante mantener una actitud abierta y dar el primer paso a la hora de entablar nuevas relaciones con las personas que nos rodean.
- Marcarse objetivos personales. Pueden ser la búsqueda de la autonomía o conseguir un mayor autoconocimiento y desarrollo personal.
Las dificultades que más afectan psicológicamente a los migrantes son:
• La separación forzada de los seres queridos
• La falta de oportunidades: no tener papeles, no encontrar trabajo o tener que trabajar en condiciones difíciles y riesgosas o de explotación
• La lucha por la supervivencia: dónde alimentarse, dónde dormir
• El miedo, el terror: peligros que se viven durante el trayecto, el miedo a ser detenido y deportado, malos tratos, abusos sexuales, sentirse indefenso.