EL VENEZOLANO COLOMBIA | INFOCATÓLICA
Ante la reciente muerte de tres inmigrantes venezolanos sin hogar que perecieron en un contenedor, el arzobispo de Concepción, Chile, Fernando Chomali, dijo que «Chile está enfermo» y propuso una forma de curar su grave enfermedad.
«Como ser humano, como chileno nieto de migrantes, como católico y arzobispo de Concepción, siento vergüenza e impotencia por la muerte de tres venezolanos en un contenedor cuando intentaban calentarse», dijo el prelado en una carta enviada el 19 de julio al director del diario El Mercurio.
«Es doloroso ver la indiferencia ante esta noticia, que confirma que la sociedad está gravemente enferma. Es tan esquizofrénico que convivan con la mayor naturalidad los migrantes que mueren en condiciones infrahumanas y la publicidad que incita incluso a comprar departamentos en Miami», escribió el arzobispo.
El prelado lamentó que «nos hemos acostumbrado a que la gente muera en la calle de frío y hambre y, por otro lado, a la ostentación en todas sus formas».
Tres venezolanos indocumentados murieron el 15 de julio en un contenedor que utilizaban como vivienda a causa de una intoxicación por monóxido de carbono procedente de un brasero que utilizaban para calentarse en las bajas temperaturas invernales del hemisferio sur.
El medio de comunicación Bío Bío de Chile informó que los fallecidos, dos mujeres de 19 y 21 años y un hombre de unos 40 años, llevaban casi cinco meses viviendo en el contenedor y sobrevivían cortando y vendiendo leña, así como lavando los coches de los que acudían al lugar.
El contenedor en el que murieron estaba junto a una circunvalación de la ciudad de Concepción, en una zona que funcionaba como centro de almacenamiento para empresas y que actualmente se utiliza como aparcamiento de autobuses y camiones.
El arzobispo de Concepción también señaló que «es notable el esfuerzo que hacemos como Iglesia para apoyar al migrante, al desamparado, al anciano abandonado, a los niños vulnerados en sus derechos».
Sin embargo, dijo, «es dolorosa la indiferencia y apatía de una sociedad que claramente perdió el rumbo al ignorar estas realidades».
El prelado chileno señaló que «la distancia entre un pequeño grupo de personas que dominan las redes sociales con sus sesudos análisis y el gran grupo de los que no saben si van a comer mañana o no es inmensa».
Chomali subrayó que «acortar la distancia es urgente y sólo hay un camino: salir de uno mismo, tener una mirada más amplia y comprometerse con una solidaridad clara y efectiva».