La hoja de ruta para la transición política en Venezuela | Por: Néstor Suárez

➦ El autor es economista. MSC AND PHD EN ECONOMÍA, miembro de la Comisión Plan País y asesor de la comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de Venezuela, @NestorSuarezRB

Hay momentos históricos que requieren definiciones, coraje y determinación para enfrentar los desafíos que se imponen en la realidad. Esa determinación sólo se puede plantear con un diagnóstico claro del entorno y sobre la base de principios y valores concretos, que sirvan de pilares fundamentales para las ideas que alimenten las decisiones que se deben adoptar.

  1. La situación de la dirigencia política venezolana actual.

Venezuela se mantiene estancada en una realidad en que la gran mayoría de los venezolanos vive y padece diariamente, hasta el punto de: sobrevivir. El régimen socialista que detenta el poder ha generado una descomposición social sin precedentes, que ha violado sistemáticamente los derechos humanos y, además, ha llevado a que las instituciones del Estado, en todos sus niveles, respondan a intereses particulares ajenos a los fines que exigen la democracia y la libertad.

Después de 21 años estamos muy lejos de alcanzar los objetivos que la gran mayoría de los venezolanos requiere. En ello, tiene una enorme responsabilidad la dirigencia política que ha asumido la conducción de la oposición en Venezuela durante todo este tiempo, dejando a salvo, algunas escasas excepciones que, con los hechos, han trabajado y siguen trabajando por la libertad en forma autentica.

El status quo de los partidos políticos que controlan la mayoría opositora, diseña estrategias basadas en intereses político-partidistas y personales, teniendo y manteniendo como base una clara la “cohabitación”, de facto, con el oficialismo, todo lo cual ha permitido que éste se mantenga en el poder, en perjuicio de Venezuela, por más de dos décadas.

Esa dirigencia política está éticamente muy lejos de los principios y valores requeridos para generar una transición política en Venezuela y por ello, reiteradamente en el tiempo, ha establecido estrategias políticas “autoreferenciadas”, en sus intereses, espacios y parcelas de influencia, obrando para sus necesidades, no para las necesidades y requerimientos del pueblo, de la ciudadanía.

Lo que hemos dicho nos llevó a escribir un artículo sobre las bases ideológicas para la construcción de una nueva oposición en Venezuela, en el cual ya hemos explicado suficientemente, las ideas que aportamos para que esa nueva oposición, esa nueva dirigencia política, se establezca como una nueva y verdadera alternativa para los venezolanos y la libertad de nuestra nación.

  • La hoja de ruta de la dirigencia política actual: llegar hasta enero de 2025 sin cambio de gobierno

Con la dirigencia política actual no tenemos una hoja de ruta real y efectiva para la transición política en Venezuela. Antes, por el contrario, tenemos garantizada la permanencia en el poder, del oficialismo y su régimen. Baste indicar que ya se están presentando señuelos y opciones de entretenimiento “político” y ciudadano que nos están vendiendo abiertamente un referendo revocatorio en el 2022, el cual sabemos no lo van a ejecutar.

Igualmente nos presentan una candidatura concreta para unas elecciones presidenciales para finales del 2024. Con ello, solo tendríamos un nuevo “Presidente de Venezuela” en enero de 2025, oficialista o, la continuidad del Presidente ilegítimo actual que despacha desde el Palacio de Miraflores.

Para el 10 de enero de 2025, hasta ahora, solo tenemos algo garantizado: la presencia oficialista en la Presidencia de la Republica hasta ahora detentada por Nicolás Maduro, a menos que se sustituya a la actual dirigencia opositora, por una nueva, que realmente promueva, con hechos y desafíos concretos, un cambio de estrategia en la hoja de ruta para lograr una transición política en Venezuela.

Ya no estamos para retórica, lugares comunes, campañas y discursos carentes de contenido y resultados, incapaces de construir un verdadero cambio político en Venezuela.

El autor francés Jean Baudrillard, en su libro “Las estrategias fatales”, apuntó una gran verdad, perfectamente aplicable a la dirigencia política actual: “inventamos todas las estrategias con la esperanza de verlas resolverse en un acontecimiento inesperado. Inventamos todo lo real con la esperanza de verlo resolverse en un artificio prodigioso”. Ese pareciera ser el verdadero mantra de la dirigencia opositora.

Se inventan estrategias para entretener a los ciudadanos mientras ellos, alimentan sus intereses político-partidistas y esperan que algún “acontecimiento” ofrezca un giro a la realidad. Por ello es tan venezolana esa frase: “amanecerá y veremos”. Esperamos, ya resignados, que algo inesperado pase y genere la transición política en Venezuela.

En otras palabras: no hay plan, no hay una verdadera hoja de ruta para la transición política en Venezuela, solo hay la improvisación y cohabitación como una estrategia política fatal para los venezolanos.

  • La verdadera hoja de ruta para la transición política en Venezuela.

HOJA DE RUTA

Luego de explicar la terrible situación político institucional de nuestra oposición, una verdadera hoja de ruta para la transición política en Venezuela debe cumplir, por lo menos, los siguientes pasos:

  • Dejar a un lado las estrategias políticas fatales que promueven una “cohabitación” con el régimen para que se mantenga en el poder hasta enero de 2025, por lo menos, dejando abierta muchas posibilidades para que se mantenga en el poder durante muchos más años.
  • Reconocer que la estrategia del “Gobierno Interino” como alternativa frente al régimen, no funcionó y está muy lejos de funcionar para conducir a la libertad de los venezolanos y el rescate de la democracia.
  • Reconocer que la dirigencia opositora que hasta ahora ha conducido la oposición debe ser sustituida, en partidos, cuadros y líderes al servicio de los ciudadanos, de la libertad y la democracia, teniendo como base ideológica fundamental y premisa principal: la libertad y sus implicaciones para todos los ámbitos de la sociedad, no sólo el político, sino también el económico y ciudadano.
  • Promover un debate abierto, sin dudas, ni grietas, sobre los pasos y metodología que se debe seguir para que los venezolanos elijan un nuevo liderazgo opositor que sea capaz de desafiar política e ideológicamente al régimen. Se requiere insistir en la capacidad de los ciudadanos para organizarse y encontrar formas de expresión de su voluntad y determinación, a través de mecanismos previstos en la Constitución, tales como la consulta popular, las Asambleas de Ciudadanos y demás herramientas de participación política.
  • Poner las organizaciones, movimientos y cuadros de los partidos políticos que prediquen la libertad y ética política, como Vente Venezuela, entre otros, al servicio de la construcción de nuevos liderazgos, con base en lo que elijan los ciudadanos mediante los mecanismos de participación política a los que hemos hecho referencia, para identificar los lideres que con autentica convicción sean capaces de generar un cambio real y efectivo en el poder mediante una transición política.

Los venezolanos no podemos seguir improvisando y esperando más destrucción y humillación. Podrán pasar siglos y pasar gobiernos, lo que no pasará nunca será la forma o receta de crear prosperidad y crear riqueza. La verdadera esperanza de los pobres es el capitalismo de libre mercado. En Venezuela, hay que erradicar el estatismo, y ahora socialismo y comunismo.

Por eso, las Bases ideológicas para que una nueva oposición pueda construir nuestro “Rumbo Propio” a la prosperidad y pasar al primer mundo, es el capitalismo de libre mercado o liberal. Solo de esta forma se puede garantizar la libertad y la convivencia democrática. Este es el gran reto y desafío de la nueva oposición como punto de llegada en la verdadera hoja de ruta para la transición política en Venezuela.

Por eso quizás sea muy oportuno y pertinente en un momento como éste, recordar a Friedrich Von Hayek, cuando los liberales clásicos se esforzaban por hallar un programa y una coherencia intelectual frente al socialismo o destrucciónismo, les dijo: «Los intelectuales y políticos Liberales deben ser agitadores, para invertir las corrientes de opinión hostiles a la economía capitalista. Si el capitalismo se hunde, el tercer mundo se morirá de hambre». Eso es lo que está pasando en buena parte de la sociedad venezolana, y por eso la gente sigue emigrando.

Por eso también al final de su vida, Hayek se dedicó a hablar más de política que de economía, quizás porque sus propuestas o tesis económicas fueron bien conocidas, e influyeron en todos los gobiernos, comenzando por el de Gran Bretaña. Hayek, apreció mucho entre los jefes de Estado, solo a Margaret Thatcher, para él la única liberal coherente, en su opinión. Por eso en su libro escrito a los ochenta años, titulado “El orden político de un pueblo libre”, sin sutilezas dijo hay que ir a lo esencial. Les reclama a los liberales y los increpa a ser más coherentes ante la estatizacion, al decirles que es a causa del mal funcionamiento de la democracia es que los Estados modernos invaden la libertad individual.

El malestar de las sociedades democráticas viene de que las palabras han perdido su sentido. Originalmente, en la democracia, los poderes estaban limitados por la Constitución y la costumbre. Pero nos hemos ido deslizando cada vez más hacia una democracia ilimitada: un gobierno puede hoy hacerlo todo so pretexto de que es mayoritario.

La ley en si misma ha perdido su sentido, hoy ya no es más que una regla cambiante destinada a servir a intereses particulares en nombre de la justicia social. Pues bien, la justicia social, según Hayek, es una ficción, una varita mágica. Nadie sabe en qué consiste. Gracias a ese término vago, cada grupo se cree en el derecho de exigir al gobierno ventajas particulares. En este sistema que se insiste en llamar «democracia», el fenómeno político que ya no es el representante del interés general. Se ha convertido según Hayek, en el administrador de un fondo comercial. Necesitamos una utopía de recambio para recuperar el ideal democrático. Por eso también los Liberales deben ser agitadores. Sobre todo, en un momento como el que vivimos en Venezuela.

Las transiciones políticas no se improvisan, no se construyen bajo recetas, tácticas y estrategias que han demostrado sobradamente su fracaso en el pasado. Las transiciones políticas sólo se pueden construir y concretar con valentía, coraje, determinación y estrategias que realmente desafíen al status quo que ha secuestrado a Venezuela en una cohabitación, en donde los venezolanos han sido los más afectados. Llegó el momento de hacer política para ofrecerle realmente a los venezolanos, una ruta hacia la libertad y democracia, única vía en la que podríamos reconstruir nuestra sociedad para volverla prospera y con un futuro mejor para las nuevas generaciones.

El autor: Néstor Suárez

Nsuarez07@hotmail.com

Twitter: @nestorsuarezrb

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