EL VENEZOLANO COLOMBIA | VATICAN NEWS
Un hecho bochornoso y lamentable: así definen los obispos de la Diócesis de San Cristóbal en el Táchira el actuar de los funcionarios de la GNB (Guardia Nacional Bolivariana) que, tal como denuncian los prelados en un comunicado precedido por las palabras del Profeta Amós( 5, 11.12), han intentado evitar que se pudiera recibir la ayuda llevada por el Obispo Auxiliar y personal de Cáritas y de otras instituciones a los damnificados que sufrieron “por los embates de la vaguada que ha causado muertos, heridos y pérdidas materiales”.
Monseñor Mario del Valle Moronta y Monseñor Juan Alberta Ayala manifiestan su “total solidaridad y apoyo al Arzobispo, Cardenal Baltazar Porras, al Obispo Auxiliar, Mons. Luis Enrique Rojas, al Presbiterio y a toda la Feligresía de la Iglesia arquidiocesana de Mérida”.
Hemos visto – denuncian los prelados – cómo personal de la Guardia Nacional Bolivariana está entorpeciendo la labor humanitaria y de caridad social que se está realizando con los pobladores del Valle de Mocotíes. Y añaden: “Nos ha llamado poderosamente la atención cómo funcionarios de la GNB intentaron evitar que se pudiera recibir ayuda que estaba destinada a los damnificados y que había sido llevada por el Obispo Auxiliar y personal de Cáritas y de otras Instituciones. No es un secreto que, desde el pasado viernes, en así denominados puntos de control, sobre todo en La Victoria, antes de llegar a Tovar, funcionarios de la GNB prohíben el paso de la ayuda humanitaria que llega desde Mérida y otras Diócesis del país”.
¡Basta, hasta cuándo!
Los obispos de San Cristóbal informan, asimismo, que “los funcionarios dicen haber recibido orden de la superioridad, pero no aparece nada por escrito y tampoco da la cara”. Y continúan interpelando también a los funcionarios del gobierno:
Da vergüenza lo que está sucediendo y que es reflejo de una situación que se ha hecho costumbre en todas las alcabalas y puntos de control en cada rincón del país y en todas sus carreteras. Frente a esa actitud, la indefensión de la gente es total. ¿Será que alguna vez se acabará esa mala praxis? ¿Dónde están la ética y principios morales que dicen recibir en los Institutos de formación? Más aún, ¿dónde queda el juramento de defender al pueblo y sus derechos que hacen ante la Bandera y la Constitución Nacional? El clamor de mucha gente es ¡Basta, hasta cuándo!
En el nombre de Dios ¡pónganse del lado del pueblo!
Podría resultar inútil – continúan los obispos venezolanos – hacer un llamado a la conciencia de los funcionarios que, lejos de servir al bien común y al pueblo débil y golpeado, están sí al servicio de una parcialidad política y de unos intereses muy distantes de la verdad y de la dedicación al pueblo.
En el nombre de Dios, les hacemos un llamado a esos funcionarios para que se pongan, de una vez por todas, del lado del pueblo, de donde han salido y del cual forman parte sus familiares. ¿Por qué aumentan el sufrimiento y la desesperanza de un pueblo golpeado por una tragedia, atendiendo a supuestas órdenes superiores divorciadas del bien común del pueblo?
Elevamos nuestra voz de protesta y de desaprobación ante esa conducta que deja muchísimo que decir de lo que aparece como lema de la institución: “El Honor es su divisa”. Esperamos que todo esto se corrija, así como la mala atención que se le brinda a los ciudadanos en muchos lugares (puntos de control, alcabalas, estaciones de servicio, etc.) amén de la execrable práctica del “matraqueo”. Es necesario que haya un cambio de conducta: ojalá que el trato de los más vulnerables, indefensos y débiles sea hecho con respeto atendiendo a la dignidad humana de cada ciudadano.
Llamamiento a sacerdotes, religiosas, laicos y personas de buena voluntad
Finalmente los prelados piden a todos los Sacerdotes, Religiosas, Laicos de la Diócesis y a las personas de buena voluntad “hacer sentir su voz de protesta ante los atropellos que se están dando en contra no sólo del Obispo Auxiliar de Mérida, los Sacerdotes y miembros de la Caritas Arquidiocesana sino, sobre todo, a tantos hombres y mujeres de esa hermosa región que está pasando por una dura situación”. Y continúa el Primer Vicepresidente de la CEV:
A la vez, pido, en nombre de Dios y de tantos hermanos nuestros que se sienten indefensos, a los Capellanes Militares de nuestra Diócesis de San Cristóbal que hablen a los Oficiales Superiores y al personal que ellos atienden sobre lo que está aconteciendo y cómo deben actuar en favor de los hermanos sin distinción ni condicionamientos. Los Capellanes de la GNB deben hacer, lo más pronto posible, un plan de formación en valores éticos y en moral que les permita a los miembros de dicho Componente actuar según lo establecido en la Constitución y con los principios del Evangelio. No hay excusa para no hacerlo, pues forma parte de su misión como sacerdotes.
“Al Santo Cristo de La Grita, – concluyen los prelados – imploramos su gracia para que sus brazos amorosos sostengan y den fortaleza a los hermanos que están pasando penuria. Y María de Los Andes, en sus diversas advocaciones, sea consuelo para todos. Garantizamos nuestra oración por todos los hermanos merideños, con la reiteración de nuestra comunión fraterna y solidaria”.