Sabias que. José Gregorio Hernández será un Santo, no solo porque haga milagros y la iglesia así lo dictamine, sino por la fe que los venezolanos hemos depositado en él. Esa fe se inició desde el día en que el pueblo caraqueño se volcó a las calles para hacerle su milagrosa despedida.
Ese día 30 de junio de 1919 ninguna institución decretó duelo oficial, pero fue evidente que en el país hubo dolor nacional. De forma espontánea en la capital ese día no abrieron negocios, tampoco las oficinas públicas y hasta los teatros y demás sitios de diversión guardaron luto.
A las 7:00 de la mañana el arzobispo, Felipe Rincón González, ofició la misa de cuerpo presente en la casa de su hermano José Benigno. De todos los barrios caraqueños venían en romería y la calle se hizo chiquita para contener aquel gentío que iniciaba su devoción por el médico milagroso.
Su amada UCV permanecía cerrada por la férula gomecista, pero ese día, fue abierta, porque la multitud pedía en su Primera Peregrinación, llevarlo, al sitio donde había sido estudiante, médico, y científico. Allí en el Paraninfo Universitario, permaneció en Capilla Ardiente hasta su partida”. Este es otro saber republicano.