Jenny Bohórquez (venezolana) no cabe de la emoción, sus ojos se humedecen de alegría: con tan solo tres años de haber emigrado a Bogotá, los conocimientos que adquirió en el grupo académico Panadero Pastelero, Gapp, en su querida Caracas, están ahora presentes en varias bandejas de pan de jamón y golfeados que -desde el 3 de diciembre de este año- se ofertan en los estantes de las cadenas Carulla.
“Para nosotros la llegada de Carulla fue una bendición, porque ellos nos tocaron la puerta a nosotros. Recibí una llamada y dije: esto es mentira” … cuando nos cuenta su experiencia, Jenny hace una pausa profunda en el pequeño espacio de su panadería El Ávila ubicada en el barrio Cedritos de Bogotá.
“Me dijeron: estamos buscando productos venezolanos y sabemos que su producto es de referencia en Bogotá”. Jenny no podía creer lo que escuchaba del otro lado de la línea telefónica. De la emoción, su cuerpo se estremeció de pies a cabeza. Hace tres años no podía con el dolor que le causó dejar Venezuela, sus amigos, sus empleos, su casa y ser la última en abandonar el país.
Hoy un pedacito de su país está en el corazón de ocho tiendas Carulla en Bogotá, ciudad que junto a Medellín, Cartagena y Barranquilla son los puntos fuertes de esta cadena.
Jenny no para, nos atiende “quieren un tintico, agua…” no pierde el control de su negocio. Está atenta a todo: como marcha la preparación de los panes, la comida, atenta a los clientes. “El emprendimiento implica muchos sacrificios -dice- son muchas horas de trabajo, supone desde barrer, servir las mesas, estar en todas”.
“Me dijeron: estamos buscando productos venezolanos y sabemos que su producto es de referencia en Bogotá”
DE LAS HALLACAS A OTROS PRODUCTOS NAVIDEÑOS DE VENEZUELA
Para Jenny ese día aún no llega. Con la emoción a flor de piel nos sigue contando que la llamada de Carulla fue por las hallacas, un plato típico navideño de Venezuela muy parecido al tamal colombiano solo en su envoltorio con hojas de la mata de plátano y su elaboración con harina de maíz.
Sin embargo, aprovechó -con audacia- la oportunidad para comentarle al equipo que en su negocio también elaboran otros productos esencialmente vinculados con la panadería muy variada en sabores, texturas y tipos.
“Lo primero que me dijeron, luego de conocer los productos y probarlos, fue que tenía que contar con el registro sanitario de INVIMA”, asegura Jenny, quien se puso como tarea diaria precisar los documentos que necesitaba para tramitar ese registro por primera vez.
“Mi tarea fue investigar que era Invima. Llevé mi cuaderno y me dirigí al instituto y anoté lo que más pude”. Recuerda que durante cuatro meses cada semana iba de dos a tres veces para chequear y sacar los documentos requeridos.
“El ultimo día cuando fui a introducir la carpeta para concluir el proceso, el funcionario me la devolvió cuatro veces. Me quedé y allí mismo solucioné los errores. Llegue a las 9 de la mañana y ya a las 3 de la tarde tenía en mis manos mi registro Invima”.
“TODO ES UN ÉXITO”
Jenny esta súper feliz, como buena emprendedora, sale siempre a chequear las ventas de su producto venezolano en los anaqueles de una de las tiendas ubicada en la calle 146, a muy pocos metros de su casa. Su sorpresa a solo dos días de colocar el producto fue mayúscula: toda la mercancía estaba vendida. De hecho al conversar con el gerente de la franquicia recibió una felicitación “porque es todo un éxito”.
“Nos acaban de solicitar el triple de pedido de pan de jamón y golfeados, pero me digo a mí misma que seamos prudentes. Quiero ir con cautela. Lo más emocionante de esto es la cantidad de venezolanos que ahora pueden comprar el producto en la tienda y no en mi casa o en la panadería”.
Con orgullo venezolano afirma que para ella, que un colombiano le pregunte qué es un golfeado, le explique y termine consumiendo el producto para finalmente decir que es una delicia “es algo realmente impactante porque es un pan dulce, de un rico sabor que trajimos de allá de Venezuela, y que te digan eso, es el mejor indicador de que estamos haciendo las cosas bien”.
VENEZOLANA CON PADRES COLOMBIANOS
Jenny Bohórquez es hija de padres colombianos, creció queriendo y conociendo ambos países. “Este país me abrió las puertas hace 20 años, viví 3 años aquí, me casé y volví a Venezuela donde me formé. Pero Colombia siempre ha sido mi raíz, imagínate tengo dos padres fantásticos” afirma emocionada.
Su padre, Ricardo Bohórquez, escucha atento la entrevista y también repasa su más de 70 años en Venezuela. Dice sin titubeos: “Llegué a Aragua a casa de un hermano quien me orientó y me enseñó su profesión de artes gráficas…fue tanto el amor y el apoyo que me brindaron los venezolanos que me nacionalicé”
Bohórquez, dueño de la panadería El Ávila y socio de su hija, tuvo una dilatada carrera como editor en varios impresos de circulación nacional en Venezuela. Cuando le preguntamos qué significa para él Venezuela, dice: “Es la experiencia, la fortaleza de emprender y lograr que mis hijos llegaran a estudiar en las mejores universidades del país. Allí crecí como profesional y llegué a tener varias propiedades incluso en La Colonia Tovar donde pensé pasaría los últimos días de mi vida: quería morir en ese país”.
Sin duda este experto en pan, pero también en sacar sonrisas a sus clientes, le agradece a Dios y bendice a Venezuela en sus oraciones diarias por todo lo que le dio. Lo más importante sus hijos. “Recuerdo lo que mi mamá siempre me decía cuando estaba en Venezuela: hijo no importa donde uno nace, sino donde se lucha”.
La paciencia, las ganas e insistir son los ingredientes que la familia Bohórquez, imprime a su negocio. Para ellos la Navidad llegó temprano, fruto del empeño y las ganas que le han inyectado a su proyecto. Pero esta historia no termina aquí: a partir de este 9 de diciembre la hallaca también dirá “Presente Venezuela” en los anaqueles de Carulla.
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P: ¿En cuáles tiendas Carulla puedo adquirir el pan de Jamón y los golfeados de Jenny?
R: Carulla calle 147/ Carulla calle 140/ Carulla Santa Barbara/ Carulla Rincón Colina/ Carulla Niza/ Carulla Pepe Sierra/ Carulla calle 85/ Carulla 63 con 7ma
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Por: Yasmín Velasco, reportera en Bogotá El Venezolano Colombia
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