“Nadie podía prever la masiva emigración de venezolanos de los dos últimos años a Colombia y obviamente no había presupuesto para desarrollar un plan como este”, nos confiesa Gladys Sanmiguel, Secretaria de Integración social de la alcaldía Bogotá. 4 meses después de iniciar el ambicioso proyecto Abrazar.
No puede estar más satisfecha por los resultados obtenidos con este programa, dirigido específicamente a la población venezolana inmigrante, que llega a la capital tras recorrer más de mil kilómetros a pie y con lo puesto. “es maravilloso como hemos ayudado en estos meses a cientos de familias. Una integración real, facilitándoles la situación de llegada desorientada inicial”, confiesa Sanmiguel.
Abrazar es un pionero centro de acogida para niños que abrió sus puertas el 1 de agosto en la plaza de mercado ‘Doce de Octubre’, en Barrios Unidos, con una capacidad de 70 niños, para la atención transitoria de menores en riesgo de mendicidad.
En el centro reciben apoyo alimentario, seguimiento a su estado nutricional y realizan actividades artísticas, recreativas y pedagógicas. A la fecha, se han beneficiado 400 niños, niñas y adolescentes.
Batalla contra la mendicidad infantil
Abrazar es la consecuencia de la estrategia de la Alcaldía de lucha ‘Contra la mendicidad infantil’, que se reforzó en julio con la identificación de 19 puntos críticos en Bogotá, de los cuales se priorizaron seis por alta presencia de niñas y niños en las calles. El objetivo era evitar la mendicidad de esos niños, dándoles un espacio diario a sus padres para que pudieran ganar dinero mediante el rebusque, o intentar lograr el sueño de un empleo formal en Bogotá.
Se realizaron cuatro caracterizaciones y en ellas se identificaron 102 núcleos familiares con 172 niñas y niños, encontrados en las localidades de Fontibón, Chapinero, Usaquén y Suba, donde se concentran más menores de edad en condición de mendicidad infantil. Posteriormente, el boca-a-boca entre ellos mismos ha hecho el resto para completar las plazas.
Brigadas de ‘ángeles de la niñez’, en seis equipos territoriales, abordan a las familias ofreciendo los servicios sociales para que los niños no estén en las calles. Y así llegan a este amplio centro, que antes de esta iniciativa ya funcionaba también como jardín infantil.
Su directora, Vanessa Méndez, nos cuenta que cada día llegan nuevas familias pidiendo una plaza para su hijo/a. “Lo más duro es ver como muchos niños llegan desnutridos, con enfermedades en la piel y en los pies, de caminar cientos de kilómetros, de vivir a la intemperie.
Es muy duro, pero al mismo tiempo es increíble como a los pocos días mejoran. Y comienzan a sonreír, esa es la parte más bonita.PublicidadA las familias se les brinda asesoría legal, albergues o espacios para dormir bajo un techo digno. A los niños les damos formación, juegos y alimentación completa todo el día, de 8 am a 8 pm. Muchas de estas familias ya pasaron a la legalidad y se están organizando poco a poco. Otras, las menos, se regresan a Venezuela”.
Una vez que los niños son aceptados en Abrazar, se les hace un completo examen médico, vacunación, baño y alimentación. Hay menores desde los 8 meses a los 13 años, todos conviven y hacen actividades apropiadas a su edad a cargo de las 40 personas que trabajan en el centro casi sin descanso (no paran ni el día de Navidad).
Katherine García es una mamá beneficiada, sus dos hijas, de 11 y 5 años, están en Abrazar. Trabaja vendiendo dulces y su esposo ya encontró trabaja esta semana en una empresa de carga y descarga de muebles. “Llegamos de Ansuátegui sin nada y hemos pasado por cuatro ‘pagadiarios’ (especie de albergues donde familias comparten espacios).
Conocí Abrazar por una amiga y me cambió la vida hace 3 meses. El día que llegué estaba desesperada porque no tenía dinero para nada. Gracias a esto, ya me recibieron a la niña en un colegio y nos han ayudado muchísimo. Mi idea es quedarme e integrarme, en Venezuela no hay nada por hacer y los niños están mucho peor porque apenas hay comida o medicinas”.
Futuro del programa
¿Y qué pasará a partir del 1 de enero? Fecha en la que finaliza la alcaldía de Peñalosa. En opinión de Méndez, las reuniones de empalme entre las dos administraciones han ido muy bien. El nuevo equipo ya tiene información de lo que se está haciendo y los resultados y pensamos que hay voluntad de que siga funcionando.
“El éxito del programa y a mí, personalmente lo que más me emociona, es el haber hecho tanto por estas personas sin tocar un solo recurso destinado a la población bogotana, es decir, es un esfuerzo de la ciudad por acoger a nuestros vecinos más necesitados con un objetivo: devolver la dignidad a las familias”, concluye Gladys Sanmiguel.
Con información de Confidencial Colombia
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